Carta a Néstor.
El siguiente texto surgió de la idea de escribirle una carta a Néstor Kirchner a dos meses de partida a la eternidad.
Y que procederemos a transcribir.
Querido Néstor:
¿Cómo estás?
¿Cómo estás?
Sabes que se extraña, han pasado solo dos meses, y parecen dos años. A Cristina, la compañera de toda tu vida, se vio triste pero valiente ante los embates que la más execrable derecha ha perpetrado.
Debo decirte que me marcaste a fuego mientras saludaba al censista, mientras intentaba pensar que todo era una pesadilla y mientras comenzaba asumir que era cierto que habías partido a la eternidad.
El desconcierto, la desesperanza se apoderaban de mí mientras un caudal de nuevas fuerzas comenzaba a correr, solo pensaba en tu compañera de toda la vida e intentar asumir el papel que me toca y tocará iniciar para defenderla.
Porque el “Padrino” junto a la “Máquina de impedir” y el “Monopolio” están operando con todas sus fuerzas.
Saben que Cristina está pasando un mal momento, pero ella es fuerte y es inteligente; sabemos que la fuerza brutal de la anti patria no podrá.
Pero “flaco” dejaste, esto te lo reprocho, sin un tío a millones de jóvenes, en el 73 fue el Tío Cámpora que le devolvió a la Juventud la alegría y la esperanza, y vos en el 2003.
Permitime llamarte “tío”, sabemos que nunca fuiste cercano al protocolo, sé que me lo vas a permitir. ¿No?
Como asumir que no estás, el 25 de mayo, se te veía tan bien, tan contento, tan feliz junto a la compañera de toda la vida. Te creía indestructible, un acorazado, fuiste el mejor compañero, él que se jugó todo o nada siempre y eso me atrapó.
Tengo cientos de recuerdos tuyos que día a día se hacen más tangibles, más reales, más fuertes porque vos te haces más tangible, más real, más fuerte.
Porque desde el 27 de octubre, tu compañera de toda la vida, no está sola, estamos millones a su lado por siempre y mientras sigan intentando en vano la fuerza brutal de la anti patria más fuerte vamos a gritar y bancar “Ni siquiera lo intenten, el futuro es nuestro”.
Cuando fui a despedirte, no podía comprender nada, tu compañera acariciando el féretro, parecía acomodarte el pelo como solía hacerlo cuando te despeinabas, por eso flaco déjame volver a reprocharte ¿Por qué te fuiste?
Un abrazo.
Mauro Palazzo (prensa) JP Evita La Matanza.
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